Simplemente Roma. ¡Qué ciudad maravillosa!. ¡Pensar que mis padres, si hubiera nacido mujer me habrían llamado “Romina”, que precisamente quiere decir “Antiguo habitante de Roma”!… ¿será que ya era predestinado a amar esa ciudad?
Cada vez que miro esta foto me sumerjo en ella, me atrapa, me hace revivir todas las sensaciones probadas la primera vez que caminé por esas calles, que toqué esos monumentos.
Fue durante el Diciembre del 2005 que se me ocurrió una de las mejores ideas que podría haber tenido: unos días solo en Roma. Además tiene una importancia doble, porque también fue el primer viaje que realicé solo solito a Italia.
Hacía frío, me acuerdo, tanto que tenía puestos dos pares de medias, mi gorro negro y los guantes. ¡Qué dificíl era sacar fotos con esos cosos en las manos! Pero era inevitable hacerlo. Esos paisajes despertaban el fotógrafo innato dentro de mí.
El proceso era el siguiente:
1. quedaba anonadado ante una cierta imagen.
2. me sacaba los guantes.
3. con las manos congeladas encuadraba el objetivo y lo capturaba.
4. me volvía a poner los guantes.
Esta operación duraba un par de segundos, pero la repetía almenos 5 veces, porque a cada instante descubría un detalle para inmortalizar
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